viernes, 18 de julio de 2014

Cliffhanger

¿Es mi impresión o la palabra doppelgänger se confunde muy fácilmente con cliffhanger?, tal vez sólo sea alguna falla de mi cerebro. Para quien no sepa que es un doppelgänger, proviene del alemán y literalmente significa “doble caminante” un ser idéntico a alguna persona que está en la tierra, su doble, en esta época u en otra, tal vez un espíritu al cual se está atado. Suena a cuento de terror y obviamente es un elemento propio de este género literario. Por su lado el cliffhanger es igual o más terrorífico, literalmente significa al borde del abismo, y es que es así como se siente, se refiere a esas escenas que quedan colgando al borde de la historia, sólo para que te veas obligado a continuar con la historia.


Actualmente se han convertido en una herramienta casi que indispensable en todo bestseller, y es que parece que escribir un solo libro no basta para generar suficientes ingresos que los autores casi que se ven obligados a llevar sus historias a varios números de volúmenes, siendo el tres el más recurrente. No lo nieguen que las trilogías son el pan de cada día. 

No estamos para hablar del fenómeno de las trilogías, al menos no en esta ocasión, si no del cliffhanger en sí. Muy aparte de si esté bien utilizado o no, resulta una tortura para cualquier lector. ¿Por qué no pueden los autores cerrar sus historias? Seguro que a la mayoría de lectores les gustaría que al cerrar el libro todo quede  resuelto o al menos dejen insinuados hacia donde van cada uno de los personajes.

Hay una película de 1993 que lleva este mismo nombre, que en su traducción para España y Latinoamérica llevó el nombre de Máximo Riesgo y Riesgo Total, tomemos esta sugerencia para el tema que nos llama, la literatura. Si ya de por sí nuestra mente relaciona estar al borde del precipicio con algo e mucho riesgo, ¿por qué los autores se apuntan a realizar una práctica tan arriesgada, y las editoriales a motivarlas? Hay un motivo por el que lo hacen y es que puede provocar interés en el espectador, mucho interés, al punto de conseguir el número sin fin de ciertas sagas. 

Pero a día de hoy, cuando el recurso está tan sobre utilizado me cuestiono si sigue provocando ese mismo interés a la escala deseada, porque al menos algunos de los libros que usan desesperadamente este recurso se vuelven cansinos. Que si llegas a las últimas páginas y en vez de solucionarte todo, se sacan de debajo de la manga un elemento que antes no estaba y que no tiene nada que ver, sólo para verse en la obligación de escribir un nuevo libro, donde prácticamente sólo te explican la última línea del anterior.

Y es con esos libros con los que quieres arrancarte los cabellos, es que muchos de esos cliffhangers no tienen sentido. Muy diferente es cuando el autor te va metiendo determinados elementos a lo largo de toda la trama y es en el último capítulo cuando se va aclarando todo y te das cuenta que siempre ha habido algo más. Una especie de capas sobre capas de historias. Y así es como deberían de funcionar las sagas, con una historia general tan grande que necesita varios libros para ser explicadas y, necesariamente, con una serie de historias pequeñas que puedan funcionar solas, una para cada libro que se publique. Con lo cual la lectura independiente del libro sea posible, y la lectura entera de la saga sea algo complementario, a la cual se vean obligados a leer sólo aquellos a quienes les ha gustado la historia o la manera de narrar del autor. Y no todos aquellos que sólo lo leen en pos de ver en que termina eso. Que para las ventas funcionan, pero definitivamente no creo que esa sea una buena referencia para un autor.

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