Dos reseñas en menos de una
semana, sí, da la impresión de que no hice otra cosa que leer, comer y dormir,
pero no, simplemente no tuve internet en casa durante estos días.
Es impresionante el tiempo de
lectura que puede robar un estado o uno que otro tuit, pero tal vez sea un
excelente tema a tratar en una entrada futura, por el momento, me limitaré a
hablar sobre un libro en particular.
El Canto del Cuco es, sin temor a equivocarme, el renacer de la
novela policíaca de nuestra generación, y gracias al cielo viene de la mano de Robert
Galbraith, cuyo nombre no les sonará de nada a unos, pero causará más de una sonrisa
a otros.
Lo maravilloso de un libro,
aparte de contar una buena historia, es que vuelve al lector un participante tácito desde
que se abre, especialmente cuando se trata de descubrir a un asesino entre
tanta gente.
No hasta hace mucho hablar sobre
detectives era recurrir inevitablemente a nombres como Arthur Conan Doyle o Agatha
Christie, con sus imperecederos Sherlock y
la Señorita Marple, claro, esto hasta
que llegara un nuevo integrante al gremio: Cormoran
Strike, un ex militar grandullón y peludo que escudriña en el pensamiento
y accionar humanos como si de una
billetera se tratase.
La genialidad casi imperceptible
de este personaje es pasmosa, puesto que se lo presenta como alguien accesible,
imperfecto; merecedor de abucheos, menosprecio y una que otra amenaza de muerte
injustificada. Lo normal en un día de trabajo moderado.
El autor, con una pulcritud prodigiosa, nos
envuelve en el viaje que realiza este detective para lograr descubrir la
verdad, el móvil y autor de la muerte de una modelo negra. Es tal la elegancia
de la prosa, la precisión en las descripciones emotivas de cada personaje y la
facilidad de ubicar la historia estratégicamente en puntos muy conocidos de
Londres, que queda poco para recriminarle sin caer en la crítica absurda y
purista.
Es indiscutible la esencia
eminentemente realista que se desprende de esta obra, empezando por las claras alusiones
al consumismo, la prensa corrupta, la ruptura de la privacidad cuando se es una
celebridad, el inadecuado uso de fármacos, las disputas familiares, el caos que
representa ser parte del mundillo de los ricos
famosos, sin un minuto de paz para respirar, sin algún paparazzi respirando sobre el cuello; la
inocencia marchita por errores egoístas y enfermizos, sobreprotección y una
buena dosis de divagaciones morales por parte del protagonista.
Intriga y acción para público
adulto con sentido del humor un poco oscuro y con tendencia a la crítica
social, es lo que trae consigo El Canto
del Cuco, obra en la que se manifiesta a caudales el talento de Galbraith
en el mundo de las letras; se mueve en este género con gran libertad y
confianza, como si hubiese estado inmerso desde siempre entre los archivos
desordenados y polvorientos del despacho de algún detective privado venido a
menos.
Este es un libro que merece el
placer de ser leído por mérito propio, y no por lo que encierra el nombre de su
autor, Robert Galbraith que, por cierto, es el seudónimo de J.K. Rowilng,
escritora británica creadora de aquel mago que quizá recuerden. Un tal Harry Potter.
0 comentarios:
Publicar un comentario