¿No les ha pasado que tras finalizar un libro
la historia pasa minutos, horas, días rondándoles la cabeza? O tal vez sean de
los que cierran el libro y quedan en un estado semejante al coma, preguntándose
qué acaba de pasar y porqué hay una masa deforme de sensaciones anidándose en
el corazón, en el estómago, en la cabeza, en la piel. Las múltiples reacciones
que pueden desatarse tras leer un libro son incontables, mutan constantemente y
por lo general producen dolor de cabeza o cambian nuestras percepciones del
mundo.
Lo cierto es que tras leer un libro todos reaccionamos.
Entonces
viene el re-paso de la obra en general, la serie de cuestiones que surgen, el análisis individual de cada pedacito que llamó nuestra atención y la crítica
desdeñosa de los detalles fuera de lugar. Cada lector, quiera o no, se
convierte en crítico una vez sus ojos visualizan la última palabra del texto
que le ha provocado tantas cosas o ni siquiera lo ha alterado en lo absoluto;
este momento puede alargarse durante semanas o puede no durar más de un par de
minutos, pero resulta muy difícil liberarse de esa tensión natural.
Curiosamente,
hay un remedio muy eficiente que se inventó probablemente en el mismo instante
en el que el hombre aprendió a comunicarse: jerarquizar o puntuar el objeto de
su frustración y ansiedad emocional. Casi de manera inconsciente nuestra mente
actúa como un organizador, ponderando en base a criterios propios (que a veces
nosotros mismos desconocíamos) cualquier cosa que pueda ponderarse. Para
algunos esta acción resulta ridícula e innecesaria y para otros [me añadiré en
esta lista] se trata de un método de escape, una vía perfectamente viable que
aligera la presión del fenómeno de Stendhal y nos hace sentir satisfechos en
cierta medida.
Sin
embargo, ¿qué es lo que mueve al lector a puntuar de determinada manera aparte
de esa necesidad natural de expresar su justa opinión por medio de cinco
estrellas? Probablemente nada más, salvo el deseo de ser solidario y afirmar:
esto apesta, no lo leas; o también "debes leer esta obra creada por la
divina inspiración de las musas olímpicas". Sí, entre lectores nos
entendemos y por esa razón a la hora de asignar cada estrellita dorada nos
tomamos en serio nuestro trabajo intentando que la objetividad no desplace
nuestro toque en ello.
Para
realizar esta entrada hice una pequeña encuesta porque quería tratar este
último punto sin estar parcializada; en pocas palabras, no quería simplemente
enumerar cuáles son mis móviles a la hora de puntuar una novela o un cuento
sino que quería globalizar las perspectivas para resumirlas en las famosas
cinco estrellas. Hacer esto me permitió darme cuenta que si bien todos sentimos
y apreciamos una obra literaria desde diferentes puntos de vista, la mayoría de
nosotros solemos buscar en ella lo mismo:
- Fluidez narrativa: una historia donde no tengamos que detenernos a pensar porqué avanza todo tan lento o porqué el narrador se detiene en detalles que no terminamos de ubicar en la escala de importancia es importante. Arriesgarse a que el lector cierre el libro es arriesgarse a que no vuelva a abrirlo.
- Buena construcción de personajes: las estrellas del espectáculo siempre son los actores y en este caso aplica lo mismo: las estrellas de los libros son los personajes; un personaje bien elaborado, que hable con voz propia y que se haga entender a pesar de ser vil, monstruoso y aterrador [o cursi, soso y torpe] es maravilloso. Lo cierto es que todos queremos que nos enamoren con un personaje literario.
- Lógica en las acciones: que cada acción cometida y cada palabra dicha concuerde con el lugar, el momento y el personaje que actúa/habla; y más importante, que todas las acciones tengan un precedente y un consecuente. A nadie le gusta un elemento arbitrario y sin sentido introducido in media res.
- Escenas/Actos atractivos y creíbles: aunque los lectores que apreciamos la literatura vemos en las obras literarias más que una trama interesante, nadie quiere quedarse sin emoción. Todo lo contrario. Un cuento, novela, novelita, etc. que mezcle una narración espléndida con trama atrayente conocerá lo que son buenas críticas.
- Concordancia con género y título: hablaba antes de que al ser humano le gusta ser organizado; pues bien, encontrarle sentido al porqué del género donde la novela ha sido encasillada y descubrir el juego planteado por el autor por medio del título es significativo para el lector porque son los primeros preceptos que se emplean para escoger un libro aparte de la sinopsis, el prólogo o las recomendaciones.
Hoy en día, gracias a la enorme promoción que la literatura tiene por medio del Internet, hay más de una página (como Goodreads y Lectorati) que nos facilita el trabajo y presenta a los libros como las obras de un museo de arte: solo tenemos que verlos, apreciarlos desde nuestra perspectiva y establecer la puntuación que consideremos; si lo deseamos podemos emitir una opinión sobre ellos, acceder a las opiniones y puntuaciones de otros, acosar a los autores y darle likes a nuestras citas favoritas.
En
resumidas cuentas, un libro que gana las cinco estrellas no es simplemente una
obra perfecta sino la prueba de que poco a poco vamos buscando la excelencia y
que al encontrarla logramos identificarla y valorarla.
Hola!
ResponderEliminarPues genial haber aportado un poquito en esto pues cuando respondí en twitter a la pregunta no sabía que iba dirigida hacia la creación de una entrada.
Saludos y que estés super =D
Gracias por el aporte y el comentario ;) Saludos y besos desde Venezuela.
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