lunes, 26 de mayo de 2014

El color de la magia: álbum de memorias


La idea de leer todos un libro no es hacer una reseña sin más, sino adentrarnos en un tema muy particular que nos produzca el libro y el mío es el álbum de memorias.

Cuando vuelves a leer un libro ya sabes lo que va a suceder y en algunos es sólo recordar detalles olvidados de la trama, o en otros es detectar pequeñas cosas que antes no contemplaste. Los libros de Terry Pratchett no tienen nada escondidos, son crudamente abiertos, así que la segunda opción queda completamente descartada. Y más allá de lo que sólo representa la primera opción hay algo más con esta saga.

Para quienes no sepa ‘El color de la magia’ es el primer libro de una saga muy extensa. Y con orgullo digo que me he leído casi todos los libros. Si no me equivoco, me falta sólo el último, pero eso es porque no lo encuentro en español, aún. Y por muy independientes que estas historias sean hay cierto hilo conductor que es la continuidad. Las historias transcurren en una línea temporal continua, no hay libros que se salten varios años atrás, no con respecto a la historia ya narrada, no tiene precuelas. Y el otro elemento es el lugar. Todo transcurre en el mismo lugar, no tan pequeño como una casa, una ciudad o un país, sino en el mundo por completo. Pero a pesar de ser tan grande continua siendo un espacio limitado.

Entonces, si nos encontramos con un personaje en el libro treinta, por decir algo, y a este lo han mencionado ya en el libro tres, sabrás que este personaje ha crecido, madurado, evolucionado, como cualquier ser humano real. Y es así mismo como cualquier ser humano real, o lugar real. El volver a mirar uno de los primeros libros, es como rebuscar recuerdos en un álbum fotográfico.

Y es ese el sentimiento que sentía de manera constante, mientras lo leía. Al principio del libro se menciona un incendio y que este es sólo el primero. También se comenta como los comerciantes se organizan ante el Patricio. Nos muestra como es la Ankh-Morpork de ese entonces. Y luego de haber leído tantos libros del mundodisco me quedo pensando tanto cambio. Y es que cambia tanto, pero no deja de ser lo que en realidad es. Los incendios luego se volverán más comunes, tanto que no necesitan ser narrados para saber que habrás alguno que se esté dando en ese momento. El Patricio hace de Ankh-Morpork una maquinaria que funciona con tal gusto, que a cualquiera se le ocurriría organizar a los asesinos en el mundo real, como sucede en esta ciudad.

El mundodisco, es el mundodisco tanto en el primer libro como en el último que ha sido publicado. Ankh Morpork sigue siendo Ankh Morpork, con algunos cambios, es verdad, pero indiscutiblemente es la misma ciudad. Y Rincewind, nuestro protagonista de este libro, sigue siendo el mismo por mucho que las cosas en su vida vayan trastornándola. No dejan de ser, ni los lugares ni los personajes.

Y como en un álbum de fotos da nostalgia mirar hacia atrás y contemplar lo que fue. Se produce una añoranza que te hace querer regresar, pero este camino que Terry ha ido construyendo para los lectores está tan bien andado, que por muy bueno que sea el inicio de todo esto vale la pena seguir adelante.


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