Cuando
eres conocido por tu gusto a la lectura es bueno tener a la mano la respuesta a
una pregunta común: ¿Cuál es tu libro favorito? Contestarla puede generar
dilemas internos, el cerebro trabaja afanosamente para encontrar un título en
la biblioteca personal de lecturas recientes y antiguas para que tu boca emita
una respuesta clara, decente y sincera. En breves palabras, escoger un libro
favorito es una tarea endemoniadamente difícil. Lo que uno suele hacer, cuando
no sabe que contestar, es repasar minuciosamente a los autores que conoce,
tratando de descifrar cuál de sus obras merece erigirse como la primordial.
Por
esta razón, aunque ya tengo mi respuesta a esa difícil pregunta, haré honor a
mi escritora favorita mencionándola antes contestar: Anna Frank, una de esas
almas que jamás llegó a dar lo que tenía que dar en este mundo a causa de la
ideología enferma de un sujeto con ansias de poder y control; su diario es más
que la recopilación de los últimos días de una niña judía en tiempos de la
Segunda Guerra Mundial, es la prueba fehaciente de una verdadera escritora
floreciendo y siendo cortada de un tajo sin contemplaciones. El Diario de Anna Frank está escrito por
la mejor escritora que he leído, pero no se erige como el principal en mi
biblioteca personal.
Detrás
de ella está, muy cerquita, Stieg Larsson, otra estrella que se apagó sin preverlo
y sin enterarse que llegaría a iluminar el vasto cielo. La saga de Millenium es extraordinaria y toda
persona que se interese por obras de gran contenido –de cualquier ámbito- debería
leerla. Si adoro a este escritor es porque me permitió conocer a uno de los
mejores personajes literarios de la historia universal: Lisbeth Salander. Está
trabajado de forma tan maravillosa que logras enamorarte de ella a pesar de su
agrio carácter, su ética dudosa y sus terribles acciones. Sin embargo, no me
atrevería a decir que Millenium
compone el favorito.
En
realidad, y resulta gracioso que así sea, mi
favorito es la novela de mi tercera escritora más amada: Cumbres Borrascosas, de Emily Brontë.
Desde
que leí Cumbres Borrascosas supe
jamás encontraría un libro que me gustara tanto, supe que nunca encontraría un
libro que fuera capaz de conmoverme, enojarme, alegrarme y hacerme explotar
emocionalmente con cada letra. Es decir, desde que leí Cumbres Borrascosas supe que este sería mi libro favorito y el día
de hoy no he cambiado de parecer.
Soy
de las que presta muchísima atención a los detalles poéticos de la obra,
siempre he pensado que hasta la historia más tonta puede contarse de manera
exquisita. Es esto en lo que me baso a la hora de criticar un libro, porque
para mí los libros esconden más que una simple trama entretenida; los libros
literarios son palabras, palabras vivas y encendidas capaces de quebrar
espíritus, convenciones, pensamientos y tendencias. Cumbres Borrascosas es una de esas pocas novelas que lees y logra
atraparte no solo por la historia sino por la manera como está narrada.
No
recuerdo exactamente qué edad tenía, pero sé que fue un tiempo donde me
obsesioné por recolectar títulos clásicos en mi biblioteca (digo títulos porque
muchos de ellos aún no los he leído y siguen cogiendo polvo en la estantería). En
ese entonces, escogí Cumbres Borrascosas
porque me llamaba la atención la sinopsis de la Editorial Palma Viajera,
quienes tienen una colección inmensa de clásicos universales. Le leí en el
transcurso de dos meses, entre obligaciones diarias, pues en ocasiones debía
releer los pasajes a causa de la emoción que me causaban. Emily Brontë, con
esta única novela, se incorporó a mi reducida lista de escritores adorados.
La
divina calidad de su escritura es aderezada por la pasión impregnada en escenas
variopintas. Y lo más maravilloso es que un personaje externo y secundario es
quien nos narra la dramática historia de Catherine Earnshaw y Heathcliff,
personajes viles y extremadamente espléndidos que se atacan mutuamente a causa
del resentimiento y la malicia que su amor les produce. Sentimientos tan transparentes
y palpables que casi te alteran los nervios del cuerpo y te aumentan la presión
sanguínea; sentimientos tan mundanos y comunes que elevados a un grado de
melodrama extremo terminan convirtiéndose en espejos de la realidad.
Si
hay una pareja que puedes amar y odiar con la misma intensidad es la de
Catherine y Heathcliff. Si hay una pareja que puede producirte ternura, dolor,
repugnancia, incredulidad e indignación es la de Catherine y Heathcliff. Y si
hay una novela romántica-dramática que debes leer antes de pasar a mejor vida es
Cumbres Borrascosas. Es una novela
para reír, llorar, odiar, amar… es una novela que sintetiza el objetivo
principal de la lectura en general: hacerte consciente de la tinta sobre el
papel, hacerte degustador de las
palabras, hacerte sentir vivamente la historia.
No había visto esas portadas de Millenium. Yo tengo las negras de la muñeca.
ResponderEliminarYo también tengo las portadas de fondo negro con la muñeca vestida de rojo, pero de todas las ediciones la que más me gusta es esta. Supongo que deben ser la versión en inglés, que a estos ajenos rincones del mundo no llega jajaja
ResponderEliminar